Dicen que algo empieza a fallar cuando uno se da cuenta de que todos sus amigos tienen una arroba entre el nombre y el apellido, cuando para quedarse dormido se cuentan dobles uves y no ovejitas o cuando se espera impaciente a que el cartero, que siempre hace doble “click”, llame a la puerta del correo electrónico.“Pagina nueva 1”. 05 mar 2016.